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“Lo que el color es en un cuadro el entusiasmo es en la vida”.
Estas son las palabras de Vincent Van Gogh, un hombre que, a través de la profundidad de su personalidad, logró mandarnos un mensaje que resuena aún hoy, es decir:
Sed los artistas de vuestras vidas, porque cada uno de nosotros tiene su tela. Pintad gozando de la libertad de poder escoger vosotros los colores, para que cada pincelada sea vuestra pincelada y cada signo sea una huella de vosotros.
Solamente así, al terminar la obra, podréis observarla descubriendo que lo que la hace única y maravillosa son todas aquellas líneas que no han salido rectas como hubierais querido.
Solamente así os podréis asombrar de como la armonía de los colores que escogisteis no fue el resultado de una planificación previa, sino de todo lo que no hubierais podido ni siquiera imaginar y que, de alguna manera, terminó ahí, sobre vuestra tela.
Será este estupor a hacer que vuestro cuadro dibuje una sonrisa sobre vuestros rostros, convirtiendo los colores que escogisteis en entusiasmo. En ese momento, cuando miraréis el cuadro, podréis admitir sonriendo: “Esto lo hice yo!”.
Si nos abstendremos de pintar nuestra tela, nadie lo hará en nuestro lugar, porque nadie es igual que nosotros. Somos únicos. Quedarnos con el pincel en la mano significa dejar que el tiempo agrise nuestra tela dejando caer el polvo que no hemos elegido.
Al igual que el polvo, también la monotonía se deposita paulatinamente sobre nuestro entusiasmo, impidiéndonos desatar la potencia que todos nosotros tenemos y que hay que desatar para volver a ser los artistas de nuestras vidas.
¿Cómo se hace?
La Filosofía Práctica Aplicada (F.P.A.) propone una solución: el “Ejercicio Colectivo de Politonía”.
Se trata de un entrenamiento en el que todos los participantes aprenden a elaborar lo que en la F.P.A. se define como “Crítica Neutra”.
La Critica Neutra es la capacidad de observar nuestro comportamiento en la vida cotidiana para entender cuánto de lo que hacemos es la directa consecuencia de nuestra voluntad y cuánto es fruto de las convenciones sociales y nuestras inseguridades.
Esto llevará a una reflexión desde la cual, inevitablemente, emergerán todas las contradicciones de nuestro actuar, sobre las cuales se habrá de emitir una crítica neutra, capaz de abstenerse de cualquier juicio o teoría de causa y efecto acerca del comportamiento humano. El objetivo es evitar definir a la otra persona para que su ser se manifieste libremente.
La Critica Neutra arroja luz sobre las acciones que hemos hecho y que consideramos negativas, pero sin suscitar en el otro una sensación de vergüenza, culpa o frustración por su humana debilidad, sino arrojando luz para que en las personas nazca el deseo de ser mejores, el móvil más potente para ir más allá de nuestros límites y brindar a nuestros seres queridos lo mejor de nosotros.
Al empezar esta revolución interior, la culpa, la frustración y la vergüenza se derriten como nieve bajo el sol, para dar cabida al entusiasmo de quien ha dejado de culparse para aprender a amarse de la única forma que se le otorga a un ser humano, es decir, descubriendo el valor de sus imperfecciones.
Se trata de una actitud realista que lleva a la renuncia de un ideal de perfección que no le pertenece a el hombre y empuja hacia la búsqueda de la armonía en lo que somos de verdad:
Un maravilloso juego de luces y sombras, virtudes y defectos, que son el origen de nuestra fuerza. Una fuerza que le da dignidad a las debilidades y salva nuestras mejores virtudes, impidiendo que el auto-complacimiento, la vanidad y la arrogancia las envilezcan.
Este es el objetivo de la crítica neutra: proporcionar una opinión que no juzgue sino esclarezca para que entendamos que la mejor parte de nuestro ser no existiría sin nuestras debilidades, indispensables para redescubrir nuestra humanidad.
Normalmente, en una caleta tiene que haber tanto los colores claros como los oscuros, ¿verdad?
Mirad este cuadro: “La Noche Estrellada” de Vincent Van Gogh.
El amarillo y el ocre de la luna y las estrellas despiertan tanta maravilla porque resplandecen en la oscuridad que las rodea. Si priváramos el cuadro de sus colores más oscuros, borrando la noche, destruiríamos una obra de arte sin tiempo.
“Cada luz tiene su sombra y cada sombra tiene una mañana siguiente” (Nicolás Copérnico).